viernes, 28 de diciembre de 2012

HABLEMOS DE...BAILE, EROTISMO Y SEDUCCIÓN



Bailar significa expresarse; y expresarse significa comunicar. Cuando bailamos intentamos trasmitir o liberar unos sentimientos o emociones que nos invaden. Los mostramos en forma de gestos y movimientos rítmicos y los acompañamos de la música más apropiada para esas sensaciones. A veces podemos sentirnos tristes o melancólicos, otras alegres y eufóricos, e incluso puede aparecer la rabia y la liberación.

Bailar es interpretar, es sentir, es salir de nosotros mismos. Nos arranca de nuestra rutina diaria convirtiéndonos en bailarines profesionales de nuestro propio mundo.  La danza es fantasía. Es arte.

 Bailar es personalidad, es emoción, es deseo. Es seducción.
A través del baile podemos expresar sensualidad; el erotismo aflora por cada poro de nuestra piel. Intervienen las caricias, las miradas. Se crean formas rítmicas únicas. La música nos trasporta y el cuerpo se suelta a merced de ésta. Es entonces cuando el erotismo se encuentra en movimiento y cuando empezamos a jugar…

Porque el baile también puede convertirse en un juego picante entre dos personas. Es una potente arma de seducción. ¿En cuántas películas hemos comprobado el poder embriagador de un baile sensual? ¿Quién no recuerda a  Salma Hayek en Abierto hasta el amanecer, donde su mirada, sus caderas y sus brazos eran pura perversión? ¿O a Kim Basinger con su atrevido y sensual striptease en Nueve semanas y media? ¿O quizás las provocativas y sexuales coreografías que nos mostraban Elizabeth Berkley y Gina Gershon en Showgirls?

Todas podemos convertirnos en estrellas de nuestro propio escenario. Solamente hace falta un poco de seguridad y atrevimiento mezclados con una música sugerente y unos cuantos pasos de baile interpretados con sensualidad y ritmo. 

Y podemos jugar solos, o en pareja o con una multitud de gente alrededor. No importa. La música suena. Nuestros cuerpos la sienten y empiezan a moverse. Queremos bailar. Queremos ser deseados, queremos impresionar. Porque la mitología popular nos advierte que bailar bien significa dominar las artes amatorias. Y aunque eso no es una certeza absoluta, pocos son los que no relacionan bailar bien con hacer mejor el amor.

Porque con el baile podemos seducir sin una sola palabra, únicamente sirviéndonos de unos movimientos suaves, redondos y sensuales acompañados de una mirada profunda. O bien contonearnos con los ojos cerrados y concentrándonos en acariciar nuestro cuerpo al ritmo de una música suave y sensual.  O quizás la canción nos transmita movimientos rotundos, fuertes y sexuales. Todo está permitido. Los movimientos los dicta el ritmo de la música y ella hará aflorar nuestra feminidad en su estado puro. Nos podemos servir de zapatos de tacón, una boa, un sombrero, unas medias, un corsé, una liga,… todo aquello que nos invada la imaginación.

No debemos olvidar además los beneficios que comporta, tanto a nivel físico como mental, una buena sesión de baile. Nos sirve de descarga de adrenalina y de ejercicio físico. Nos ayuda a poder expresar sentimientos reprimidos o que no nos atrevemos a mostrar. Por esta razón existe también la danzoterapia. Una disciplina que se encarga de ayudarnos a conectar con nuestro “yo” interior a través de la danza.

Por lo tanto, bailar de manera sexy puede ayudarnos a explorar y explotar nuestra feminidad y sensualidad, al mismo tiempo que pasamos un buen rato y aprendemos un arma más de seducción. Puede incorporarse como un juego más en las relaciones de pareja o sociales, así que, ¿juegas a bailar?


jueves, 20 de diciembre de 2012

La seducción y la sensualidad del baile sexy

El pasado miércoles 19 de diciembre de 2012, aparecí en el programa de Tv3 "Els Matins" como representante de una de las muchas actividades que ofrece la Sex Academy Barcelona.

Aquí os dejo el enlace, a partir del minuto 28:50. 

Enjoy it!

http://www.tv3.cat/videos/4390251/Sofa-cultural-i-connexio-Parlament

martes, 13 de noviembre de 2012

HABLEMOS DE... EL DESEO SEXUAL



En una relación de pareja, la mayoría de veces aparecen pequeñas trabas o problemas que tienen solución. La alteración del deseo sexual puede ser una de estas dificultades.

El deseo sexual no es una cosa lineal en el tiempo. De una manera generalizada hay la creencia de que si una relación funciona, siempre tiene que existir este deseo erótico hacia nuestra pareja; que en parte es cierto, pero esto no implica que siempre se tengan que tener ganas de tener relaciones sexuales o que se quieran expresar o manifestar del mismo modo.

Especialmente en las mujeres, el deseo erótico es muy cíclico; está muy relacionado con las hormonas y los ciclos menstruales y esto nos afecta a la hora de tener más o menos ganas de mantener una relación sexual. También la monotonía en las relaciones puede influir en estas ganas y, evidentemente, si hay problemas o preocupaciones externas (ya sean con la pareja, trabajo, estudios, familia, salud, etc.), también influirán en nuestra sexualidad.


Por todo esto es importante tener una pareja al lado que lo entienda. Para poner remedio, se tiene que hablar del tema, se pueden probar cosas nuevas (introducir posturas diferentes, juguetes eróticos, juegos sexuales, etc.) y sobre todo, no se tiene que presionar a un cambio de actitud inmediato.
El peor intento de solución a la falta de deseo sexual es la presión (ya sea física o psicológica) por parte de la pareja, o incluso, por nuestra parte, accediendo a practicar sexo para no sentirnos mal pensando que podemos herir al otro con un “ahora no me apetece”. El hecho de “sentirnos obligados” a mantener una relación sexual no deseada en un momento determinado, puede provocar el efecto contrario, es decir, mayor inhibición del deseo sexual. 

Por lo tanto, si nos encontramos en esta situación de falta de deseo erótico, deberemos plantearnos si hay algún factor externo que nos pueda estar afectando o influyendo, o si lo que sentimos es monotonía en nuestras relaciones, o bien, si queremos continuar estando con nuestra pareja. También se tiene que pensar que una relación larga no acostumbra a mantener una libido como la del primer día y esto también es difícil de asumir en algunos casos. 


La sexualidad individual y de pareja evoluciona y a veces no hacia las mismas latitudes, pero si se habla y se intenta comprender, respetar y llegar a un equilibrio, puede tener solución.