jueves, 17 de abril de 2014

HABLEMOS DE... LA MASTURBACIÓN COMO RELACIÓN SEXUAL

Hay muchas formas de relacionarse sexualmente y, por supuesto, la masturbación es una manera más. Entonces, ¿Por qué se habla de ella como si fuera el preludio de algo que está por llegar? ¿Acaso necesitamos obligatoriamente de un coito para llegar al clímax? Más bien no. De hecho está demostrado que las mujeres, por ejemplo, disfrutamos más con unas caricias acertadas en nuestras zonas más erógenas, que no con la penetración como fin último para conseguir un orgasmo.


Siempre se ha entendido la masturbación como un acto que ejecutamos con nuestro propio cuerpo, pero no necesariamente tiene que tratarse de una acción individual. También es algo que podemos compartir, ya sea haciendo disfrutar a la otra persona o ella a nosotras, o compartiendo el juego de observarse con la pareja mientras cada uno se proporciona placer personalmente.

Puede crearse un momento muy erótico y muy excitante con la otra persona. Incluso podemos añadir juguetes sexuales que pueden aportar sensaciones distintas y más placenteras.

De hecho suele ser la primera relación sexual que mantenemos, ya que nos masturbamos desde edades muy tempranas, aunque no lo recordemos ni seamos muy conscientes de ello, pero así ocurre.

Varios estudios demuestran que desde que nos encontramos en el útero materno ya buscamos esa sensación de placer, y varias ecografías revelan como el futuro bebé está disfrutando, nunca mejor dicho, de su etapa gestante. Porque la sexualidad está presente en todos los seres humanos desde antes incluso de nacer.

Y también cabe recalcar que es importante masturbarse. Una de las razones es para conocer nuestro cuerpo y comprobar y hacernos conscientes de las reacciones a los diferentes estímulos. Así podemos descubrir nuestros puntos más calientes o la manera de estimular esas zonas. Y nos sirve no sólo para nuestro propio conocimiento, sino también  para compartir nuestra sabiduría con otra persona.

Además es un momento de gran creatividad mental, ya que normalmente nos servimos de fantasías eróticas donde somos las grandes protagonistas de esas historias.


Una de las ventajas de estar con uno mismo es sin duda, o debería ser,  la inexistencia del pudor. No tenemos que demostrar nada a nadie y podemos darnos placer de la manera que nos apetezca, durante el tiempo que queramos y en el momento que nos plazca, sin depender de nadie más que de nosotros mismos. ¿Se puede pedir más?

viernes, 15 de febrero de 2013

HABLEMOS DE... IDEAS PARA SALIR DE LA MONOTONÍA SEXUAL



Es evidente que las relaciones sexuales mantenidas con la misma persona durante años pueden tornarse monótonas. 

A veces esa monotonía es positiva, ya que existe una confianza, una sinceridad, una comunicación y una compenetración que sólo dan los años y que proporciona a nuestra pareja el conocimiento de saber muy bien dónde debe tocarnos, con qué intensidad, con qué variación y en qué orden hacerlo para que se produzca el mejor de los resultados.

No obstante, la parte negativa es que dejamos poco espacio a la creatividad y a la imaginación y nos olvidamos de seguir seduciendo, evolucionando y descubriendo nuevos aspectos de la sexualidad tanto propia como compartida.

Cuando eso ocurre, hay que explorar nuevos horizontes…

Aquí van algunas ideas:

Susurra al oído de tu pareja una historia erótica…
Deja que tu pareja te vende los ojos…
Apaga la luz del baño y coloca velitas encendidas… Pídele a tu pareja que te acompañe…
Mirad una película erótica juntos… ¿Quizás os apetezca interpretarla?
Pide a tu pareja que señale una de sus partes erógenas y hazle gozar…


Venda los ojos a tu pareja y ponle un objeto excitante en las manos con el que te haga gozar…
Escóndete, con ropa provocativa, en un lugar excitante de la casa donde te gustaría hacerlo… Haz que te encuentre…
Pon música sensual y quítate la ropa haciendo un striptease muy sexy mientras tu pareja te observa…
Escribe una palabra en algún lugar del cuerpo desnudo de tu pareja utilizando la lengua… ¿Adivina la palabra?
Humedece lentamente los labios de tu pareja con la lengua, con suavidad y de manera provocadora…
Quitaros la ropa y daros de comer algo sabroso el uno al otro…
 Pela un plátano y utilízalo en vuestro juego amoroso…
Cuéntale a tu pareja alguna fantasía erótica que te gustaría realizar…
Deja que tu pareja te ate a la cama y te haga gozar…


Prepara un cóctel con dos pajitas y bebéoslo juntos…
Acaríciate con sensualidad tus partes íntimas y deja que tu pareja te observe mientras lo haces…
Lame con sensualidad las orejas de tu pareja…
Pide a tu pareja que te saque fotos con la ropa que más le excite…
Desnudaros y bailad una bonita balada…
Invéntate una prueba erótica divertida y pídele a tu pareja que la lleve a cabo…
Vendaros los ojos y empezad a desnudaros y acariciaros…
Susurra a tu pareja 5 palabras excitantes al oído…
Seduce a tu pareja para que os vayáis a la cama y te desnude en la oscuridad…
Jugad a que no os conocéis…


¿Necesitas más ideas?

viernes, 28 de diciembre de 2012

HABLEMOS DE...BAILE, EROTISMO Y SEDUCCIÓN



Bailar significa expresarse; y expresarse significa comunicar. Cuando bailamos intentamos trasmitir o liberar unos sentimientos o emociones que nos invaden. Los mostramos en forma de gestos y movimientos rítmicos y los acompañamos de la música más apropiada para esas sensaciones. A veces podemos sentirnos tristes o melancólicos, otras alegres y eufóricos, e incluso puede aparecer la rabia y la liberación.

Bailar es interpretar, es sentir, es salir de nosotros mismos. Nos arranca de nuestra rutina diaria convirtiéndonos en bailarines profesionales de nuestro propio mundo.  La danza es fantasía. Es arte.

 Bailar es personalidad, es emoción, es deseo. Es seducción.
A través del baile podemos expresar sensualidad; el erotismo aflora por cada poro de nuestra piel. Intervienen las caricias, las miradas. Se crean formas rítmicas únicas. La música nos trasporta y el cuerpo se suelta a merced de ésta. Es entonces cuando el erotismo se encuentra en movimiento y cuando empezamos a jugar…

Porque el baile también puede convertirse en un juego picante entre dos personas. Es una potente arma de seducción. ¿En cuántas películas hemos comprobado el poder embriagador de un baile sensual? ¿Quién no recuerda a  Salma Hayek en Abierto hasta el amanecer, donde su mirada, sus caderas y sus brazos eran pura perversión? ¿O a Kim Basinger con su atrevido y sensual striptease en Nueve semanas y media? ¿O quizás las provocativas y sexuales coreografías que nos mostraban Elizabeth Berkley y Gina Gershon en Showgirls?

Todas podemos convertirnos en estrellas de nuestro propio escenario. Solamente hace falta un poco de seguridad y atrevimiento mezclados con una música sugerente y unos cuantos pasos de baile interpretados con sensualidad y ritmo. 

Y podemos jugar solos, o en pareja o con una multitud de gente alrededor. No importa. La música suena. Nuestros cuerpos la sienten y empiezan a moverse. Queremos bailar. Queremos ser deseados, queremos impresionar. Porque la mitología popular nos advierte que bailar bien significa dominar las artes amatorias. Y aunque eso no es una certeza absoluta, pocos son los que no relacionan bailar bien con hacer mejor el amor.

Porque con el baile podemos seducir sin una sola palabra, únicamente sirviéndonos de unos movimientos suaves, redondos y sensuales acompañados de una mirada profunda. O bien contonearnos con los ojos cerrados y concentrándonos en acariciar nuestro cuerpo al ritmo de una música suave y sensual.  O quizás la canción nos transmita movimientos rotundos, fuertes y sexuales. Todo está permitido. Los movimientos los dicta el ritmo de la música y ella hará aflorar nuestra feminidad en su estado puro. Nos podemos servir de zapatos de tacón, una boa, un sombrero, unas medias, un corsé, una liga,… todo aquello que nos invada la imaginación.

No debemos olvidar además los beneficios que comporta, tanto a nivel físico como mental, una buena sesión de baile. Nos sirve de descarga de adrenalina y de ejercicio físico. Nos ayuda a poder expresar sentimientos reprimidos o que no nos atrevemos a mostrar. Por esta razón existe también la danzoterapia. Una disciplina que se encarga de ayudarnos a conectar con nuestro “yo” interior a través de la danza.

Por lo tanto, bailar de manera sexy puede ayudarnos a explorar y explotar nuestra feminidad y sensualidad, al mismo tiempo que pasamos un buen rato y aprendemos un arma más de seducción. Puede incorporarse como un juego más en las relaciones de pareja o sociales, así que, ¿juegas a bailar?


jueves, 20 de diciembre de 2012

La seducción y la sensualidad del baile sexy

El pasado miércoles 19 de diciembre de 2012, aparecí en el programa de Tv3 "Els Matins" como representante de una de las muchas actividades que ofrece la Sex Academy Barcelona.

Aquí os dejo el enlace, a partir del minuto 28:50. 

Enjoy it!

http://www.tv3.cat/videos/4390251/Sofa-cultural-i-connexio-Parlament

martes, 13 de noviembre de 2012

HABLEMOS DE... EL DESEO SEXUAL



En una relación de pareja, la mayoría de veces aparecen pequeñas trabas o problemas que tienen solución. La alteración del deseo sexual puede ser una de estas dificultades.

El deseo sexual no es una cosa lineal en el tiempo. De una manera generalizada hay la creencia de que si una relación funciona, siempre tiene que existir este deseo erótico hacia nuestra pareja; que en parte es cierto, pero esto no implica que siempre se tengan que tener ganas de tener relaciones sexuales o que se quieran expresar o manifestar del mismo modo.

Especialmente en las mujeres, el deseo erótico es muy cíclico; está muy relacionado con las hormonas y los ciclos menstruales y esto nos afecta a la hora de tener más o menos ganas de mantener una relación sexual. También la monotonía en las relaciones puede influir en estas ganas y, evidentemente, si hay problemas o preocupaciones externas (ya sean con la pareja, trabajo, estudios, familia, salud, etc.), también influirán en nuestra sexualidad.


Por todo esto es importante tener una pareja al lado que lo entienda. Para poner remedio, se tiene que hablar del tema, se pueden probar cosas nuevas (introducir posturas diferentes, juguetes eróticos, juegos sexuales, etc.) y sobre todo, no se tiene que presionar a un cambio de actitud inmediato.
El peor intento de solución a la falta de deseo sexual es la presión (ya sea física o psicológica) por parte de la pareja, o incluso, por nuestra parte, accediendo a practicar sexo para no sentirnos mal pensando que podemos herir al otro con un “ahora no me apetece”. El hecho de “sentirnos obligados” a mantener una relación sexual no deseada en un momento determinado, puede provocar el efecto contrario, es decir, mayor inhibición del deseo sexual. 

Por lo tanto, si nos encontramos en esta situación de falta de deseo erótico, deberemos plantearnos si hay algún factor externo que nos pueda estar afectando o influyendo, o si lo que sentimos es monotonía en nuestras relaciones, o bien, si queremos continuar estando con nuestra pareja. También se tiene que pensar que una relación larga no acostumbra a mantener una libido como la del primer día y esto también es difícil de asumir en algunos casos. 


La sexualidad individual y de pareja evoluciona y a veces no hacia las mismas latitudes, pero si se habla y se intenta comprender, respetar y llegar a un equilibrio, puede tener solución.